Y ya son Siete

Han pasado unos cuatro años desde que Phil Ivey ganó su quinto brazalete de la WSOP. Cuatro años es mucho tiempo, demasiado para el mejor jugador del mundo. Pero este año Ivey está centrado y listo para recuperar el puesto que le corresponde en la cima del pedestal del póker.

Es junio, 2009.

Phil está jugando mano a mano en la mesa final del Evento Nº 8 de la WSOP contra John Monnette. El juego es No-Limit Deuce-to-Seven Lowball. Aunque las apuestas son altas, a Ivey no le preocupan los premios en efectivo. Sólo piensa en una cosa: ganar el brazalete.

Ivey arrasa a Monnette al inicio del juego. Pero Monnette no piensa entregarse sin lucha; sino que peleará duro hasta el final Enseguida, Ivey pasa a ser el que tiene una pila pequeña de fichas, luchando por sobrevivir en el torneo.

Dobla la apuesta una vez, y a continuación vuelve a doblarla. De repente, Monnette se lo está jugando todo y muestra un par de sietes; Ivey muestra un 7-bajo y gana su brazalete número seis.

Diez días más tarde, está otra vez jugando. Esta vez es la mesa final del Evento Nº 25, un torneo de Omaha/Seven-Card Stud Hi/Lo. Con cuatro jugadores supervivientes, Phil tiene más de la mitad de las fichas en juego.

Todo ha terminado.

El brazalete Nº 7 ya es suyo. De repente, en los salones del Rio todos empiezan a hablar de Ivey. Sí, es el mejor jugador de póker del mundo. Pero, ¿es el mejor de la historia?

Pronto tendremos la respuesta definitiva.

Los Nueve de noviembre